sábado, 7 de noviembre de 2009

Cierra los ojos

Quise pasar las fronteras del claustro,
Y esperar al otro lado tu presencia.
Quise ser el alma en pena
Que jamás abandonara tu lado
Pero ahora no soy más
Ni menos, solo soy lo que era.
Quise perder la esperanza,
Quise atraer la ceguera
Y soñar en la tiniebla,
Imaginar la luz
Y subirme al autobús
Para saber a dónde llega.
Quisiera no cerrar los ojos,
Quisiera mantenerme consiente
Para enfrentar las torpezas de mi mente
E inocular algo de cordura a mi lamento,
Hacerlo un canto eterno,
Un poema de la muerte enamorada
Un poema. Uno que no calla
Uno que se pierde bajo el puente,
De noche y reaparece en madrugada
Quisiera haber sido fuente
Tal vez una pequeña caída helada,
Quisiera reposar en tu vientre
Sin pensar, sin hacer nada.
Perderme en el silencio
Y hacer de él un amigo,
Siendo mi único deseo tener tu alma conmigo
Me vuelvo la sombra durmiente,
Me nombro la brisa helada
Que despertó en invierno
Y para verano ya no será nada.


Si, otro poema, por que? No sé. Para que? No sé. Para quién? No sé. Sé algo? Qué a alguien le servirá algo de lo que diga.