miércoles, 21 de septiembre de 2011

Lo crudo no siempre es malo

Ok, sé que hace mucho no escribo y sé que hace mucho más no escribo una cosa coherente. Bueno adivinen que, eso último seguirá sin cambiar. Al menos que por supuesto, se me antoje ¿qué es un hombre sin aspiraciones?

Hoy me puse a pensar en el sexo fuerte, no bola de enfermos no me refiero a eso. Me refiero a los hombres, nosotros los machos por naturaleza, los que dirigen y tienen los músculos y deberían tener las riendas de las relaciones. Etc, etc etc, si claro somos geniales y ahora cántenme una de Arjona.

Y seamos honestos, somos los seres más cobardes que hay. Al menos los animales que se esconden lo hacen ante el peligro, peligro de muerte, peligro de desaparecer… nosotros no podemos ni aceptar sentir algo por alguien sin sudar frío y deshidratarnos por eso.

Esto es un tema complejo y me tomaría mucho más que un simple post explicarlo. El hecho es que somos cobardes al momento de enfrentar al sexo “débil”. Y cuántas canciones, poemas e historias se crearon para mujeres que nunca llegaron a saber que eran ellas quienes lo inspiraban. En lo personal ya perdí la cuenta: mujeres ¿me ayudan?

O mejor no lo hagan. En serio, no serviría de mucho. Intentan encontrar al hombre perfecto, y algo común es que esperen que este haga el primer movimiento. Bueno tendrán éxito si buscan al Señor Encantador en un bar, una disco o en la playa. Y mientras su boca dice las palabras que siempre desearon oír no son capaces de ver que sus ojos ven por debajo de su cuello o sobre sus muslos.

Obviamente se crea esta imagen de seguridad, carisma y descaro con lo que el miedo deja de ser una opción. Y obviamente están esperando a que un día nos acerquemos y les digamos que se ven condenadamente hermosas, pero adivinen: nos aterra la idea que ya repasó 26 veces nuestra mente en los últimos 4.5 segundos.

Esto, queridas, es un error de comunicación, y es que no entienden. Los hombres terminan siendo simples (¿recuerdan su chiste comparando a un hombre con un Nokia? Si, ese que ni juegos tiene). Pero más allá de burlarse no se dan cuenta de que esta afirmación serviría mucho si la pusieran en práctica. Están tan absorbidas en sus propias ideas, sus propios deseos, sus propios sueños que no pueden entender que no tenemos, ojo, NO TENEMOS la facilidad para decir aquello que a ustedes se les hace más fácil: La Verdad.

Y es que decir cara a cara, sin voz temblorosa “me gustas” o algo parecido, sin haber quemado unas 125 neuronas con la idea de “¿qué me va a decir ahora?” es difícil si en verdad la persona te interesa. Ahora, allá va que guardemos la entereza de no mordernos las uñas en los que se convierten los 3 segundos de espera más largos de nuestras vidas (sí, demoren más y eso pasará a ser peor que tortura de la KGB).

No quiero decirles como enamorarse, ni como declararse: Rayos sí que me servirían esos consejos. Siendo honesto eso sería mejor que el “Manual del Pendejo”. Simplemente vean un poco más de su pequeña y simétrica caja llamada vida y entiendan que no todos la viven igual.

A los cobardes que están por allí, los apoyo, no tiene nada de malo… al menos hasta que lleguen al extremo de stalkear a la persona. Mujeres, abran sus ojitos: el príncipe encantador no existe, y los que se le parezcan no estarán en una disco viendo traseros en jeans apretados o senos alzados en un buen bikini. No digo que no miren, solo digo que no es probable que los encuentren haciendo eso. No me quieren creer, que pena: es su vida, arruínenla como mejor les parezca.