martes, 18 de enero de 2011

Visitas poco deseadas

La situación es más complicada de lo que esperabas... lo sabes y lo sé, es demasiado obvio. No es tu primera vez, pero es diferente, siempre es diferente. Y es que estas cosas jamás pasan de la misma manera.

Te sudan las manos, bueno no solo las manos. Todo tu cuerpo se deshidrata a medida que comienzas a sentirte peor. Y es que una situación como esta no puede producir una sensación diferente. No es que seas fánatico de esto, pero sabes lo que te pasa en ese estado.

Lo que menos puedes hacer es pensar claramente, enfocarte en lo que debes y simplemente no dejas de sudar, mientras tu garganta se seca, sientes que te falta el aire y deseas no haberte levantado de la cama hoy.

Cuando llegas frente a la puerta, estás nervioso... llamaste, sabe que vendrías y tú odias que sea asi, odias ser el que menos sabe en la sala... al menos yo lo hago. Te sientas, esperas que abran, entras y te sientas.

El saludo es frío, un apretón de manos lo más aceptable que puedes dar (aunque hasta te cueste estar de pie). Ella lee mientras tú hablas, ni siquiera sabes cuanta atención te presta en realidad. Sus ojos dicen saberlo todo de ti, leerte completamente y claro...también odias eso.

Te cuesta respirar y sientes un nudo en la garganta. En ese momento, después de escucharte, ella sabe que sucede y que hacer exactamente...

Conclusión: Ir con gripe a ver a la doctora no es nada placentero... menos salir de allí sintiendote peor de lo que entraste...

No hay comentarios: