lunes, 2 de mayo de 2011

El profesional

Por una vez quise ver el diccionario (si, esa cosa que no regula el lenguaje) y saber que era un profesional. De los cinco resultados que pueden encontraer en el diccionario RAE me gustó este:

"Persona que ejerce su profesión con relevante capacidad y aplicación."

Todo surge por un tema muy simple: No soy abogado. En mi búsqueda de comprender mejor un periodo de la historia encontré términos legales que no entendía y, como buen curioso, pregunté. Las respuestas que encontré, si bien estaban en español, parecián arameo, sumerio o nahuatl: la similitud de estos es que conozco sus nombres, pero no sé nada de ellos.

Acostumbran a los historiadores a escribir para historiadores, a los abogados para hablar de modo que entiendan otros abogados, a los sociologos a hablar como si todo el mundo fuera sociologo (las excepciones, como en toda generalización, existen). El profesional, el intelectual, quien debía guíar a su país para formar así una élite preparada para gobernar y dirigir, haciéndolo con la razón y la sabiduría, mas no con el látigo y la moneda, no existe.

Personalmente lo perdí de vista, quizás sea porque mi ojo derecho no tiene buena visión. Por esto admira a Porras Barrenechea...

Gran historiador, reconocido en el país, le interesó más ir a escuelas a educar a aquellos que no serían historiadores, que no eran pensadores y que quizás no querrían volver a ver un curso de historia en su vida luego de salir del colegio. Esto le costó, quizás, el nunca tener una gran obra escrita: su gran obra estuvo en sus alumnos y como profesor de mi colegio, el Anglo Peruano, si bien nunca lo conocí, lo recuerdo con cariño.

Nos acostumbramos a un profesional que sabe, pero solo para habler con otras personas que saben. Pero en el momento donde el conocimiento no se difunde a más de 1000 personas, cuando hay millones ¿Vale la pena saber? No se preocupen genetistas, físicos nucleares o gente que sabe que sus carreras son demasiado complejas para difundir lo que ellas ocupan.

Pero historiadores, abogados, antropólogos, filósofos, arqueólogos, teólogos, etc. ¿creen poder decir una frase sin necesidad de usar un 70% de palabras rebuscadas? Yo lo agradecería... y de seguro también el déficit educativo que tiene este país.

Al grupo que tuvo la suerte de entrar una universidad, nos alarma el nivel de ineptitud que tienen algunos (a los que vieron los reportajes de Panamericana TV), nos entristece el sistema educativo nacional y lloramos al ver como el niño y jóven peruano memoriza para el examen y olvida para la fiesta después del examen. La culpa es del gobierno... la culpa es del profesor... la culpa es que no hay plata...

¿La culpa no podría ser de nosotros? De quienes podemos tener, de los que tenemos y no damos. En una época el intelectual era venerado, incluso su egocentrismo era aceptado al punto de que Valdelomar se autodenominaba el centro del Perú, ahora ¿acaso la gente venera que nos encerremos en bibliotecas, usemos palabras elegantes y nos reunamos con otros conocedores para simplemente enfrascarnos en discusiones donde el conocimiento es solo para menos del 10% de la población?

El profesional debería, como hermano mayor, guíar a los que no tienen el privilegio de saber como uno. El profesional debería educar antes de querer lucrar. El profesional debería gobernar... no porque sabe más, sino porque el que sabe menos clamaría por ese conocimiento. Hace mucho escucho comentarios de gente no preparada en el gobierno que obviamente arruina las cosas...

¡En qué momento los intelectuales mostraron que estudiar servía para algo!? A las excepciones las aplaudo, a los encacillados los exhorto... a mi me desprecio: ya que solo estoy escribiendo para otros intelectuales. Peco en el pecado que denuncio, pero espero no pecar más. Y como historiador prefiero que un niño de colegio ame a su patria por lo que es (bueno y malo), a que otros historiadores me digan que mi última publicación está bonita...

Se puede hacer las dos, ninguna es excluyente... los únicos que excluyen somos nosotros...

...y así nos preguntamos porqué estamos jodidos.

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