jueves, 19 de mayo de 2011

Vitácora de un extraño

En el momento de debilidad, de dolor, de sufrimiento... lamentablemente hay un lujo que no me puedo dar. Y es que a tal punto llega la sátira que cuando todos ceden uno debe mantenerse, aunque sea pegándose a la pared, aunque sea tragándose las lágrimas, aunque sea perdiendo su humanidad por los demás...

Razones hay muchas, sobrevivientes pocos, corazones intactos... menos. Si por hoy dejo la política es porque ya me embarré suficiente con ella. Y si, ahora está sucia y hay que cambiarla, pero intenten limpiar un baño sin salir embarrados. Y a medida que las fuerzas me ganan, los ojos se cierran y los escudos se rompen, solo veo más y más trabajo... y el miedo de quizás no poder culminarlo.

¿Amigos? Hace años no hay quien me recuerde para qué sirven. ¿Aliados? Diseminados, requieren una luz y yo ahora no brillo más que Luna sin Sol. Y es que el foco se quema y hay que cambiarlo...
¿cuántos humanos se necesitan para cambiar un foco? Al final cada quien querrá hacerlo a su manera.

¿Dónde están amautas, amigos, aliados, razones para dar un paso más? Festejando el resultado de mi esfuerzo, mi sudor, mis lágrimas, mientras yo solo recupero fluidos para volver a perderlos. Y esa sonrisa de satisfacción por el trabajo bien hecho no se ira. Ese desinterés por lo perdido tampoco. Esa resignación a la soledad postuma... se ha vuelto tan recurrente que es más natural que el sentir lo contrario.

Cada día me pregunto porque voy al siguiente destino. Veo la sonrisa del resultado de la labor y creo encontrar la respuesta. Antes de partir veo lágrimas por la misma estúpida razón... y la estupidez se rie en mi cara porque las risas que causé no eran las de un amigo... eran las de un payaso.

Supongo que parto con la esperanza de que no siempre sea igual, de que alguien entienda, de que alguien aprenda. No me creo ni me acerco a un maestro... y no tengo mucho que dar, pero lo que tengo lo di, lo que tengo lo doy, y lo que tengo lo seguiré dando... así sepa de antemano que me romperán el corazón...

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