sábado, 26 de febrero de 2011

00:43

Es que me hablas como un ignorante, como un niño. Increiblemente pretendes que trague esas patéticas excusas, formas de decir "no tengo nada que decirte" de modo elegante. Todo estará bien, saldrás adelante, tranquilo... mientras yo pensaba que al menos tú podías entender algo más de mi...

Jamás quise una pisca de su compasión, su misericordia hacia mi se hizo lamentablemente asqueante cuando pensaron que mi vida se basaba en necesitarla. Cada segundo pasé ensuciando mis manos por ustedes, y de seguro las buscarán cuando necesiten que algo se ensucie de nuevo. Y seamos honestos, soy una sombra de algo que alguna vez ustedes vieron por una primera vez. Una especie de prototipo, un esbozo de ser humano.

Y no se dan segundas oportunidades, lamentablemente lo aprendí al entender que ya no puedo esperar nada. Y es porque no espero que no me sentiré decepcionado al saber que no se moverá un dedo.

Bajo la lluvia me he sentido purificado, bajo el Sol volví a brillar, en el viento prefiero estar en contra del mismo para sentir que hay algo cercano a lo que enfrentarse...

... en el silencio me doy cuenta que algo es necesario para esto... que nadie hable: una realidad demasiado familiar.

Bienvenidas sean las manos que aparezcan para dar un poco de si mismas para una buena causa, yo estaré allí, luego me iré en el momento donde ya no se necesiten. Abrazando un pasado tan silencioso que me permite escuchar el futuro, que me permite saborearlo, y aprender a ya no temerle.

Que un día miraré a mi alrededor al no poder levantarme de tanto dolor y no habrá nadie... algo a lo que ya me hice la idea...

No hay comentarios: