martes, 14 de diciembre de 2010

Empiezan las vacaciones

El día en vacaciones es fácil empezarlo. Levántate, bañate, peinate (lo cual con mi pelo no es muy posible), toma desayuno y sé feliz. Un poco de música de fondo para que no te aburras, una gran espectativa de que trae un sol algo tímido.

Todo lo primero es fácil, estar solo y no preocuparte por hacer el ridículo con una mala imitación de Liam... no importa que tan malo seas, nadie te ve. Dos panes, dos huevos, una taza de leche...quemarte con la leche caliente....esperar a que se te enfríe la lengua...

Agarrar maleta, sueños y pereza para salir, nada debe quedarse, ni el DNI ni tu carnet universitario del 2008 (¿para qué lo cargas?). Haces lo que tienes que hacer, dices lo que tienes que decir (y algunas cosas que no quieres) y luego a la prueba de fuego...

Si, son 10...pero ella está ahí. Pasas lista:

  1. Zapatos lustrados
  2. Pelo decente
  3. Pañuelo en el bolsillo
  4. Vestimenta casual pero no muy "de barrio"
  5. Ropa interior limpia (¿esperas que alguien espere verte eso?)
Luego de revisar todo sales de tu casa en actitud...cool. Solo para darte cuenta a los 10 minutos que no sacaste el dinero para tu pasaje...a correr de vuelta. Es normal tener nervios, todos lo tienen, obvio que yo no...si...eso dije...silencio.

Llegas y allí está...tan hermosa como siempre. Obviamente ni te mira porque 4 de los 9 restantes están alrededor, peor que niños con Papá Noel. Obivamente sueñas despierto en como sería que solo tuviera ojos para ti, en que tan linda se vería en un atardecer. Obviamente estás tan distraído que no notas el charcho justo delante... olvídalo.

Son las 3 de la mañana, la fiesta no acabó oficialmente. Aún quedan algunos celebrando (si se puede considerar celebrar el estar tirado en un mueble a punto de necesitar una transfusión de sangre, diciéndole al perro -también ebrio- que tan amigo tuyo es). Ella tomó tu mano, el calor evaporó el alcohol de tu sangre. No, no hubo nada más ¿pero para qué? En ese momento pudo haber bajado Jesús y ya te habrías dado por bien servido.

Un ligero beso en el labio inferior (a penas se podía parar ¿esperabas buena puntería?) cierra la velada y ella espera a que su amiga se pare del sofá (lo que significa "espera que se baje del chico al que se montó en el sofá) y tú dices "ahora es". Escribiste una nota, tú reverendo animal, se la das y ella no encuentra mejor uso para el pedazo de papel que secarse la cerveza que aún humedece su blusa (no mires, no mires....te dije que no miraras).

Mientras recordabas tan buenos momentos, están en el cine y tú a 4 asientos de ella, felicidades campeón...

Por cierto, tu zapatilla sigue mojada y no oliendo muy bien.

¿Quién soy yo para decirte esto? No importa, no dejas de ser estúpido por saber quien soy... y no dejaré de reirme por decírtelo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

gran hitoria
algo comica y sentimental