lunes, 8 de noviembre de 2010

Siete pecados: Envidia

Estoy seguro que mientras me retiré tu ya andabas buscando fiesta. Me gustaría que mi envidia fuera hacía él, hacie otro, el sentirme reemplazado no sería tan doloroso. En mi exilio no hay padre que me confiese, no hay señor que me oiga, solo extraños, torres y góndolas, solo otro cielo extraño.

Te envidio por poder superarlo, porque ayer me fui y hoy eres soltera, porque ayer morí y el luto duró lo que el entierro. Y Venecia se hunde un centímetro al año, Venecia sabe que me hundo con ella. La Toscana guarda la tradición de mi nombre, mi tierra...mi nueva tierra. Pero no importa donde cave, donde me siente, donde me quieran, aún sigo viendo un cielo extraño, no son mis mismas estrellas.

En cambio tú eres feliz, en tu simplicidad eres feliz, en tu egoísmo eres feliz, en ti misma eres feliz...pero si no hay otros no puedes estar segura, como no estoy yo buscas testigos, que tu felicidad huela a rosa recién abierta...

...de nada sirven las flores si no se pueden ver u oler.

De nada sirve establecerme en el llano, a pesar de que la tierra me llama, grita el nombre que hace siglos gritó que no se fuera... hoy vuelve a casa el hijo pródigo...pero vuelve rico y bien vestido, no hay padre que lo abrace, no hay fiesta, ni un perro ladrará su bienvenida.

A medida que me acerco al monasterio veo monjes...veo campesinos, caras tan hermosas como cansadas. Veo disciplina, orden, control y servilismo...veo que no es lugar para mi...prefiero morir pecador que vivir donde no pertenezco...

...yo sigo buscando mi propio templo

....me siguen llamando las voces mediterráneas

.....sigo viendo tu imagen en el agua

......sigo caminando, porque aun no llego a casa...

no sabes como te envidio...tú que si puedes dormir en cualquier cama...

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