viernes, 5 de noviembre de 2010

Siete pecados: Pereza

Debo empezar, con mucha pereza, a contar mi pecado. No a confesar, no tiene caso, ya ha pasado y no busco su perdón, me da mucha pereza...
La inactividad me cautivó, a su tiempo, siempre a su modo, en mi vida, referida a ti. Y es que es raro no hacer nada, pero aunque no me lo creas es productivo: todavía quedan los rezagos de la culpa, el malestar y el silencio que aparecieron cuando no hice nada... lo único que no se multiplicó fue tu presencia.

Te odiaba como nunca porque no te podía olvidar, te amaba como siempre porque...en fin, porque algunas cosas no pueden cambiar. Pero a uno u otro lado de la acera, siempre me dio pereza hacer algo al respecto...
Pero esto será distinto, hablamos de ti y de mi mucho. ¿Qúe hay de ellos? Viven, ríen, copulan y mueren pensando que la vida es una mierda a colores. Que pereza lamentarnos de su tragedia, de su inercia, de su herencia...mi familia jamás me dejó tal mal.

Vuelen mis amigos...vuelen...que pronto llegarán al sol y sus alas se quemarán. Yo los esperaré aquí abajo, con los perdidos, los proscritos, los cuerdos. Y es que decido no volar y prefiero caminar, soy demasiado vago para salir de la tierra, demasiadio inestable para quedarme quieto...pero sobretodo...muy pecador como para no buscar mi siguiente pecado...para no buscarte a ti y tu santidad.

Y se deben preguntar en donde está la pereza...más que en cuatro o cinco menciones. La verdad es que soy demasiado vago para decirlo, demasiado inútil como para luchar contra eso... si no luché por ti, no hay chance de que luche por esto.

Al final mi pereza no es hacer nada, fue no hacer nada por ti, no pelear por el "si"... pensar que el "bien" era poco y el camino al "genial" era muy largo...conformarme por el "normal"...

Perdóname hoy padre...porque fui demasiado vago como para ir a confesarme hoy....

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